Había una vez un lugar muy
lejano en donde se podía observar un bello y hermoso lugar que se caracterizaba
por tener montañas y volcanes que a lo lejos dejaban
ver sus pequeñas fumarolas, era un lugar
muy tranquilo, en ocasiones las brisas
eran algo cálido y en otras frío.
En el horizonte se dejaban
observar diversos tipos de animales: el señor mapache,
el joven tigrillo, la señora ardilla,
y el señor tlacuache, todos descansaban sobre un árbol grande y frondoso,
un armadillo que comía cerca de ahí observaba a lo lejos la conversación de los
otros animales con el lobo.
Todos ellos compartían gustosos ese gran árbol,
hasta que un día llego un lobo corriendo, y muy enojado les dijo que se bajaran
del árbol, porque él no quería que estuvieran ahí, que los estaba expulsaba de ese lugar, que a él, le gustaba estar él
solo, los de más animales del lugar le contestaron que ellos no se iban a bajar y que no
abandonarían ese sitio, que desde
hace mucho tiempo lo han vivido, ya que
han aprendido a respetar que cada uno de ellos, porque todos son diferentes y que así como ellos, él, también podría
compartir el lugar, el lobo, al final entendió
lo que, los demás animales le trataban de decir y decidió quedarse en ese bonito lugar acompañado de todos sus nuevos vecinos y
amigos.
Los animales arreglaron sus
diferencias con el lobo y todos vivieron muy felices, en armonía en ese bello
lugar
Y colorín colorado este
cuento se ha terminado.

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